Las lecciones del COVID-19 han sido muchas, pero es necesario enumerar las más importantes:
Primero, existen innumerables síntomas de que las altas tasas de mortalidad son causadas por el capitalismo no tanto por el virus. El biólogo evolutivo Rob Wallace ha demostrado que al igual que el SARS-COV-2, la propagación de patógenos como el MERS, gripe aviar, fiebre porcina, SARS, entre otros, están íntimamente vinculados con la ganadería industrial capitalista, la deforestación por la extensión de la agricultura capitalista y la introducción al mercado alimenticio de animales exóticos. La propagación y transmisión del virus se desarrolló por las cadenas de valor y producción del mercado capitalista y la industria turística. También porque grandes sectores de la industria capitalista no pararon a tiempo o simplemente continuaron produciendo, sin importar que tal medida representara un sacrifico de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, desde Bérgamo, Italia, hasta Tijuana, México, el capital siguió produciendo. El virus encontró poblaciones huésped mortalmente susceptibles, debido a que la ingesta de alimentos altamente procesados provenientes de la industria alimenticia capitalista, han causado enfermedades como la diabetes, hipertensión, cáncer o el tabaquismo. Por su parte, la privatización de los servicios de salud y la industria farmacéuticas en beneficio del capital, imposibilitó la atención médica necesaria para atender o curar a los enfermos.
Segundo, el mundo pospandemia, sigue siendo en general el mundo prepandemia, uno capitalista, por lo que la nueva normalidad, es la restauración y profundización del viejo funcionamiento del capitalismo, solo que acelerado. El virus aceleró la creciente desigualdad social y explotación del capital. Mientras empresas y oligarcas amasaron millonarias utilidades -tan solo el dueño de Amazon, Jeff Bezos, acumuló ganancias por 24 mil millones de dólares-, se estima que 176 millones de personas caerán en la hambruna, lo cual se suma a los más de 800 millones de personas que ya vivían en esta situación. En México, la entrada en vigor del T-MEC es continuidad de las políticas de saqueo. En el mundo del trabajo este funcionamiento se expresa, como bien lo apunta Ricardo Antunes, por medio de la expansión y generalización de la informalidad, precariedad, desempleo, y proliferación de trabajos intermitentes, ocasionales, flexibles, ocultos en la subocupación y subutilización de la fuerza de trabajo, que aparecen normalizados en la “uberización” del mercado laboral.
Tercero, la bancarrota moral del capitalismo encuba importantes manifestaciones. La burguesía demostró descaradamente su indolencia ante la posibilidad de que el virus atentara contra la vida de los trabajadores y trabajadoras. En Estados Unidos, la indiferencia del gobierno de Trump ante la posibilidad de que millones perdieran la vida, sobre todo latinos y afroamericanos, contribuyó a gestar el movimiento “Las Vidas Negras Importan”, (Black Lives Matter). En Brasil, cada fin de semana de junio, miles de manifestantes salieron a las calles para expresar el descontento contra el desastroso tratamiento que el gobierno de Bolsonaro daba al Covid. En Bolivia, la Central Obrera Boliviana ha impulsado movilizaciones para terminar con el gobierno de facto de Yanin Añez, quien ha usado la pandemia para postergar las elecciones. En Chile y Ecuador han regresado las manifestaciones de finales de 2019, debido al negativo manejo del virus por los gobiernos. En Colombia, la crisis económica, de sanidad y el genocidio contra dirigentes populares están despertando a las masas y exigen el fin del gobierno paramilitar.
Cuarto, El capitalismo no morirá por el virus y los esfuerzos de los Estados por salvarlo son grotescos. Ricardo Antunes, señaló que las actividades sustanciales se ampliaban o restringían en función de la sujeción de los gobiernos al capital y al imperialismo. Lo cual es verdad. La Unión Europea acordó inyectar un fondo de reconstrucción de 750 mil millones de euros que serán usados para otorgar préstamos baratos, subsidios e incentivos a las empresas capitalistas. En América Latina, la necesidad de implementar políticas que intensifiquen la explotación de los trabajadores y trabajadoras como medida para reactivar al capital, ha llevado a que, en Ecuador y Bolivia, se proscribiera a los partidos de oposición. Parafraseando al politólogo marxista Atilio Boron, el Covid, desnudó el antagonismo entre capitalismo y democracia.
Las recientes lecciones del Covid-19 vienen a ratificar viejos aprendizajes: el capitalismo es irreformable, la única alternativa para salvaguardar la vida es su destrucción. Hoy, el socialismo es la única salida. Y si los ejemplos negativos no son suficientes, bastaría con voltear la vista al pueblo heroico de Cuba, que como diría un poeta, brilla en su ejercicio de amar. Mientras el capitalismo mata, el socialismo salva vidas con sus brigadas médicas.
ESTA EDICIÓN CONTIENE:
Internacional:
- “I can’t breathe”: el movimiento antirracista en Estados Unidos
- La lucha contra el capitalismo debe ser también contra el racismo
Coyuntura:
Nacional:
- El proceso de militarización del estado mexicano
- ¿Aprender en casa? La desigualdad social y el discurso romántico de Esteban Moctezuma.
Especial:
- El feminismo que necesitamos: critica al feminismo liberal y pequeñoburgués